sábado, 23 de enero de 2010

AUTOCONTROL

Aristóteles dijo: “Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta…eso no es fácil”. Thomas Lickona, en su libro Educating for Character, afirma que "para actuar correctamente con los demás debemos comenzar dominándonos a nosotros mismos. Así, la emoción permanecerá bajo el control de la razón".

En el mundo de los negocios el autocontrol no es menos importante que otras cualidades, sobre todo en el caso de los directivos, ya que cuando más alto se asciende en una organización mayor es el deber de mostrar autocontrol. Todas las acciones de un líder son observadas con lupa: una cara de preocupación puede poner en jaque a todo un departamento, una muestra de nerviosismo se transmite como la pólvora, etc. Entonces, un líder que no practica el autocontrol estará trasmitiendo sin cesar realidades que pueden no ser ciertas pero que producen un efecto muy dañino en una organización.

El autocontrol exige una disciplina férrea que necesita un esmero especial. Si alguien no es capaz de controlarse a sí mismo, ¿será capaz de controlar a los demás?¿Será capaz de controlar determinadas situaciones? Hay momentos en nuestra vida profesional en los que hay que cerrar acuerdos en unos pocos minutos o en los que hay que tomar decisiones en un entorno de presión: en estos momentos es cuando hay que mostrar más serenidad frente aquellos que reaccionan exageradamente, pues es aquí cuando se forja la reputación de cada uno de nosotros.



Mirando a una persona podemos apreciar determinados elementos que muestran su forma de pensar y la entereza de su espíritu: entre estos elementos están la apariencia personal, la forma de expresarse, los modales, el comportamiento, la visión de las cosas, la templanza... Un líder debe actuar considerando los sentimientos de los demás, y para ello debe ser capaz de controlar sus propios sentimientos.

Uno de los sentimientos más difíciles de controlar es el enojo (también conocido como "cabreo monumental"), pues se trata de un arma de doble filo: hay momentos en los que un directivo debe enojarse cuando él o su equipo no están siendo eficaces, pero en ese momento debe tener completo control sobre sí mismo y separar los problemas de las personas: debe ser duro con el problema y blando con las personas. Actualmente existen muy pocos ejecutivos emocionalmente capaces de manejar estas situaciones.

Por otro lado, la pasión y el entusiasmo son características intrínsecas de los líderes empresariales, pero si estos sentimientos no están bajo control podrían convertirse en peligrosos y difíciles de manejar. El mejor caballo de carreras no será capaz de ganar si no ha sido enseñado a trabajar y dirigir sus esfuerzos en una sola dirección: controlar perfectamente sus fuerzas para acelerar en el momento adecuado y llegar el primero a la meta.

Para terminar, quiero hacer una reflexión sobre el autocontrol: el autocontrol indica el dominio que una persona puede tener de sus reacciones, sentimientos e impulsos a través de una determinación voluntaria para poder hacerlos surgir o crecer, mantener o someter según su libre decisión.
Más brevemente, "Autocontrol" indica la capacidad de gestión eficiente del futuro. Pero esta capacidad no surge naturalmente, sino hay que trabajarla. Es una forma de afrontar riesgos sin sentir temor; el temor es el verdadero limitador del autocontrol. Así pues, ¡seamos valientes!

lunes, 4 de enero de 2010

UN DESEO PARA 2010: QUE EL HONOR VUELVA A LAS EMPRESAS

Dejamos atrás un año 2009 extenuante, consecuencia de una crisis económica provocada por una total ausencia de valores donde la cultura del pelotazo y del dinero fácil primaba sobre los valores empresariales tradicionales del trabajo duro y el esfuerzo. Pero esta crisis está provocando mucho más beneficio que perjuicio a nuestro país. ¿Por qué? Porque estamos empezando a valorar más las cosas, a identificar el esfuerzo que estamos realizando para conseguirlas y el que tendremos que hacer para conservarlas. Los profesionales trabajan mucho más, pero también con más criterio, y tienen en mente que actualmente tener un puesto de trabajo o dirigir una empresa es todo un lujo.

Ahora se hace necesario en España un ajuste profundo de las normas de comportamiento de sus directivos a los preceptos morales y legales. El mayor desafío que debemos afrontar los ejecutivos es redactar e interiorizar un código ético que sea rígido, claro, de gran alcance, basado en el honor, la honestidad y la integridad. Actuar con honorabilidad puede ser un elemento diferenciador y puede ayudarnos a trabajar mejor y ganar en eficiencia... Además, ese código debe ser transmitido a toda la organización, ya que hoy más que nunca, está en juego la supervivencia de la misma: las decisiones erróneas, las alianzas poco sólidas o la pérdida de terreno con la competencia, hacen que el destino de una compañía pueda ser definitivo.



El concepto del HONOR es muy amplio. Es tratar de hacer lo correcto, ignorar los miedos propios y perseverar, hacer lo que sea necesario llevar a cabo, guardar siempre la compostura y "saber estar" en cada situación, cuidar las apariencias, hablar de frente, saber guardar los secretos... en definitiva, tener una disciplina férrea  basada en unos cimientos fuertes y predicar con el ejemplo.
El honor tiene una ventaja añadida y es que es tremendamente contagioso. ¿No es cierto que cuando nos encontramos cerca de personas honorables sentimos la necesidad de ponernos a su nivel?
Añadir que el honor se gana todos los días y en las pequeñas acciones. Así, es más probable que se logren grandes cosas si las pequeñas se hacen bien. El honor no es algo puntual, sino una cualidad con la que se vive todos los días. Cerrar un gran acuerdo o cumplir unos resultados no esconde los pecados de cada uno: si no vives con honor, no serás respetado.

La HONESTIDAD y el honor van de la mano. El honor impide mentir, robar o realizar cualquier tipo de engaño...
La Real Academia Española define honesto como "decente o decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto, honrado". Como podemos ver, tiene varias acepciones que son perfectamente aplicables al mundo de los negocios. No sólo se trata de no robar o engañar, sino de saber manejar los distintos elementos en una situación determinada; en muchas ocasiones nos tenemos que enfrentar a situaciones incómodas y desagradables, que pueden resultar extremadamente peligrosas, pero que debemos lidiar desde un punto de vista riguroso y tratando de ser justo y razonable. Un problema nunca puede quitar lo mejor que tenemos para dar.

La INTEGRIDAD expresa una forma de actuar de manera intachable. Lo importante en este caso es actuar de manera sensata y correcta, aunque retrase nuestra carrera profesional o nos impida ganar la mayor cantidad de dinero posible a corto plazo. Y para ello, es necesario tener una estrategia empresarial perfectamente delimitada que nos permita tomar la decisión correcta en cada caso, ya que muchas veces un directivo tendrá que tomar decisiones difíciles en las que no todas las partes implicadas quedarán satisfechas: aquellas decisiones tomadas con integridad serán aceptadas como mejor solución para la mayoría de las partes.

Pido al 2010 que el honor vuelva a las organizaciones empresariales y que sus directivos se rijan por los principios del buen gobierno. Solamente así ganaremos en competitividad y saldremos reforzados de esta crisis. Disponemos de una gran oportunidad que no podemos desperdiciar...